La Edad Media es el período histórico de la civilización
occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa
convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y
su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del
Imperio bizantino
Aunque la representación medieval del demonio
era un motivo iconográfico muy común, lo es menos su representación como
protagonista absoluto de la escena. Hay diablos que son únicos, como el que
aparece en el Codex Gigas o Biblia del Demonio, un manuscrito de origen
incierto –probablemente creado en Bohemia en torno al siglo XII- cuya
inspiración, dice la leyenda, vino de la mano del que dirige el infierno.
Actualmente este códice se encuentra en la Biblioteca Nacional de Estocolmo y
afirman que es famoso por dos hechos: el primero, por ser uno de los más
importantes manuscritos europeos que han resistido el paso de los siglos y por
contener en su interior la imagen, el retrato, de un diablo que ocupa toda una
página y que llega a dar el segundo nombre al códice medieval.
El diablo se muestra solo, en un paisaje
vacío, en cuclillas, con sólo cuatro dedos de uñas afiladas en manos y pies,
enmarcado entre dos altas torres rojas. Tapa sus partes pudendas con una
escueta prenda de lomos de armiño (una piel que constituye un símbolo heráldico
que realza la realeza, la grandeza del príncipe de las tinieblas). El hecho de
que no aparezca otra figura junto a tan ilustre malignidad le convierten en
quizá el único de los diablos de este porte que se conservan en un libro. Es,
dentro de los iconos medievales, un diablo excepcional.
Este artículo pretende establecer tres
propuestas de identificación novedosas con respecto a sendas imágenes
diabólicas pintadas en la Edad Media. La primera se refiere a la representación
de un diablo cojo en el Infierno del Beato de Silos, que, por sus rasgos
físicos, actuación y calificativo en griego que le nombra (atimos), propongo la
identificación con Asmodeo el diablo de la lujuria desde su aparición en el
Libro de Tobías. En el diablo disfrazado de san Antonio se analiza los rasgos
adoptados por Satanás en la escena de la tentación de Cristo en el retablo de
la catedral vieja de Salamanca (1439-1445). Finalmente sobre el diablo con
libros de la tabla de la Virgen de la Misericordia del monasterio de las
Huelgas de Burgos (pintada h. 1485), se propone a través de la tradición artística anterior la
identificación con un diablo que trae escritos en estos volúmenes los pecados
de los hombres, y que se acompaña de un demonio con arco dispuesto a dar caza a
las almas pecadoras; frente a la versión más parcial y de menor éxito en la
iconografía de Tutivillus.
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