miércoles, 12 de junio de 2013

Representación del demonio en la Edad Media


La Edad Media es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio bizantino
Aunque la representación medieval del demonio era un motivo iconográfico muy común, lo es menos su representación como protagonista absoluto de la escena. Hay diablos que son únicos, como el que aparece en el Codex Gigas o Biblia del Demonio, un manuscrito de origen incierto –probablemente creado en Bohemia en torno al siglo XII- cuya inspiración, dice la leyenda, vino de la mano del que dirige el infierno. Actualmente este códice se encuentra en la Biblioteca Nacional de Estocolmo y afirman que es famoso por dos hechos: el primero, por ser uno de los más importantes manuscritos europeos que han resistido el paso de los siglos y por contener en su interior la imagen, el retrato, de un diablo que ocupa toda una página y que llega a dar el segundo nombre al códice medieval.

El diablo se muestra solo, en un paisaje vacío, en cuclillas, con sólo cuatro dedos de uñas afiladas en manos y pies, enmarcado entre dos altas torres rojas. Tapa sus partes pudendas con una escueta prenda de lomos de armiño (una piel que constituye un símbolo heráldico que realza la realeza, la grandeza del príncipe de las tinieblas). El hecho de que no aparezca otra figura junto a tan ilustre malignidad le convierten en quizá el único de los diablos de este porte que se conservan en un libro. Es, dentro de los iconos medievales, un diablo excepcional.

Este artículo pretende establecer tres propuestas de identificación novedosas con respecto a sendas imágenes diabólicas pintadas en la Edad Media. La primera se refiere a la representación de un diablo cojo en el Infierno del Beato de Silos, que, por sus rasgos físicos, actuación y calificativo en griego que le nombra (atimos), propongo la identificación con Asmodeo el diablo de la lujuria desde su aparición en el Libro de Tobías. En el diablo disfrazado de san Antonio se analiza los rasgos adoptados por Satanás en la escena de la tentación de Cristo en el retablo de la catedral vieja de Salamanca (1439-1445). Finalmente sobre el diablo con libros de la tabla de la Virgen de la Misericordia del monasterio de las Huelgas de Burgos (pintada h. 1485), se propone  a través de la tradición artística anterior la identificación con un diablo que trae escritos en estos volúmenes los pecados de los hombres, y que se acompaña de un demonio con arco dispuesto a dar caza a las almas pecadoras; frente a la versión más parcial y de menor éxito en la iconografía de Tutivillus.

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